¿Estafa con el afamado sistema de puntaje en los vinos?

30.11.2012 11:22
¿Estafa con el afamado sistema de puntaje en los vinos?

¿Estafa con el afamado sistema de puntaje en los vinos?

/ Alejandro Maglione
El asunto Jim Budd es uno de los más afamados periodistas especializado en vinos que se conoce y recibió del Secretario de la ASEVIN de España, Juan Antonio Ruiz Jiménez, el siguiente mensaje:

Querido Jim Budd,
Tras tener conocimiento de la información publicada https://jimsloire.blogspot.com/ la web de www.berthomeau.com, bajo el título: "Le Jumillagate d'Uncle Bob Parker Vincent Pousson couple", le informamos que los datos que contiene están basados en información completamente falsa y conclusiones, con la única intención de desacreditar a Robert Parker, Jay Miller y Pancho Campo.


Lo que Jim Budd había publicado era un intercambio de mails entre la ASEVIN y el Master Wine Pancho Campo, un chileno nacionalizado español, donde se establecía un tarifario para coordinar la visita de Jay Miller, brazo o paladar derecho del afamado Robert Parker jr., personaje que con su tabla de 100 puntos para calificar vinos, puede destruir o ensalzar a cualquier vino que se proponga. El asunto es sencillo: la bodega que obtiene entre 90 y 100 puntos, se puede decir que está en el cielo de la colocación de sus vinos en los principales mercados del mundo. De 89 para abajo -puntaje que es bueno, no obstante- el mercado pasa a considerar que se encuentra en el infierno.

Jay Miller
Confieso que todos los degustadores "relámpago" me dan trabajo. Un degustador relámpago es una raza de señores que circulan por el mundo, cobrando abultados honorarios -a veces declarados, a veces no- que se instalan en una zona productora de vinos y los degustan y puntúan con una velocidad "asombrosa".

La primera vez que estuvo Jay Miller en la Argentina, el Big Jay, como lo llama Parker cariñosamente a su ahora prescindido o renunciado colaborador, lo hizo invitado por Wines of Argentina. Este hombre me sorprendió por la frescura con que explicó en la única conferencia de prensa que participé con él -luego dejó de interesarme por ese cierto tufillo a falta de seriedad que sentí al conocerlo- que vino a una región desconocida por él, y también había probado vinos desconocidos para él, a razón de 200 vinos por día, que degustó y calificó. Le pregunté si esto le parecía serio, y ni yo ni nadie entendió su respuesta.

No contento con mi mala impresión, aproveché para consultar al renombrado enólogo Paul Hobb's acerca de este tipo de catas relámpago, confieso que fue sin mencionar de quien se trataba, ya que Paul cultiva una vieja amistad con Parker. Le pregunté si él podía degustar y puntuar 200 vinos en un día y me dijo: "Yo no podría hacerlo.y quien lo haga.por lo menos.me resulta sospechoso.". Como la afirmación era fuerte, le pedí que me confirmara que había dicho la palabra "sospechoso", cosa que hizo con mucha seriedad. Aclaro que no precisó nunca sobre "sospechoso" de qué era el catador fugaz, y dejo al lector la libre interpretación del alcance de la frase.

Australia
En su momento, luego de que yo me volviera escéptico sobre la cata flash, apareció una nota en el New York Times en la que ponía en duda la seriedad del pesado catador -pesa más de 140 Kg.- a partir de una cata que había realizado en Australia, entregando generosamente puntajes celestiales a los vinos de ciertas bodegas que, "casualmente", lo habían invitado días antes a una navegación, con su esposa, en un yacht privado, donde se había comido y libado de lo lindo durante una semana.

Los mails
Lo que los mails del escándalo dicen es que Jay Miller, por visitar Murcia, cobraría 29.000 euros, y que los bodegueros locales debían prepararse para oblar de 200 a 300 euros por botella sometida al juicio del Big Jay. Como luego daba una charla magistral, la tarifa por botella subía a 500 euros si ésta era utilizada como ejemplo en dicha conferencia. Y también se ofrecía la posibilidad de la visita del inefable Miller a la bodega que estuviera dispuesta a pagar 1.000 euros. Nada más que por eso: por visitar la bodega, lo cual no incluía asesoramiento ni acción de ninguna naturaleza.

Pancho Campo
Es el único Master Wine de Chile, o de España, porque dependiendo de adonde viaja, parece que el hombre usa pasaportes distintos. De lejos luce como el prototipo de los latinoamericanos que hacen carrera en Europa recorriendo caminos sinuosos. Porque mezclado con sus indiscutibles conocimientos del vino, es también un reconocido tenista, que en Europa ha actuado de coach en beneficio de algún profesional de Chile.

Lo malo es que parece que tuvo un problemita con su socio en Dubai por un negocio de vinos que totalizaba 640.000 euros, en el que terminó condenado, lo que le habría provocado un pedido de captura por parte de Interpol. Pancho desmintió a Jim Budd de manera terminante el pedido de captura, pero el aguerrido periodista, especializado particularmente en los vinos de la región del Loire en Francia, parece que le pidió que a su declaración de inocencia agregara alguna constancia de Interpol, cosa que Campo no habría hecho. No obstante, en honor a la verdad hay que decir que Campo estuvo y salió del listado maldito de Interpol.

Este hombre no es desconocido para los que están en el quehacer del vino en nuestro país. Suelo consignar que Mendoza es muy susurradora. Se suelen "escuchar cosas" sobre bodegueros deshonestos, periodistas que reciben estímulos por mencionar ciertos vinos de manera destacada en sus "impolutas" guías o medios donde trabajan, y de don Pancho, en algún asado mendocino, lógicamente regado de buen vino, alguna "garganta profunda", alguna vez me deslizó que su visita precedía a la de Miller, "coordinando" este tema de vinos, bodegas y puntos que serían particularmente considerados a posteriori.

¡Dé nombres Maglione!
Lamento no poder hacerlo y debo expresar formalmente que nada de lo escuchado me consta. Y no puedo hacerlo, porque al día siguiente de haber recibido alguna revelación, cuando quise confirmar lo que creía una noticia bomba, que podía tener alguna distorsión etílica, me encontraba con que mi confidente había perdido la memoria. Soy abogado y conozco perfectamente la máxima jurídica que dice "quien alega, debe probar". Ergo: sin pruebas no hay alegato, y tampoco puede haber nombres. Sin pruebas, la supuesta información pasa a ser un chisme, y un chisme sobre estos asuntos es una falta grave.

Si puedo decir que bodegueros importantes de nuestro país están preocupados con este affaire, porque a pesar de que Parker salió rápidamente a decir que la desvinculación de Miller de su organización era fruto del interés del Big Jay por dedicarse a la consultoría de forma personal, todavía está por verse el valor de las puntuaciones que ha puesto en el pasado, si todo su accionar queda demostrado que fue incorrecto, cosa que por ahora no está para nada clara. No hay que ser muy mal pensado para tomar la coincidencia de la noticia que dio vuelta al mundo con la desvinculación, algo que poco ayuda a la imagen inmaculada de Miller. Hace pensar que el "no pay-no Jay" puede que tenga algún asidero.

Mi impresión es que el hombre y su supuesto cómplice, no son tontos. Y los vinos que puntuó con puntajes destacados seguramente los merecían. Quizás, la incorrección pasó, si es que pasó, por los que no fueron bendecidos y merecían serlo. Tema que da para un libro entero.

Van nombres
Ah, ¿quiere nombres? Se los doy: Alejandro Iglesias, Joaquín Hidalgo y Diego Bigongiari. Ellos acaban de sacar la Guía de Vinos 2012 de Austral Spectator editada por Granica. Una guía bien hecha y que tiene abundante publicidad de bodegas. Pude constatar que hay bodegas anunciantes que no terminaron siendo de las preferidas de los autores. Transparente-transparente, al menos para mí.Anote esos nombres.

Le doy más nombres: Neil Martin, que es el experto inglés que se rumorea que reemplazará a Miller en la cata de vinos españoles. Los españoles están que trinan, porque escribió en su blog lo siguiente: "En la mayoría de los casos veo a la tempranillo como una uva de batalla que se comporta mejor mezclada que como mono varietal". Ciertamente, Neil no estaría saliendo con el pie derecho. Habrá que estar atentos, por si viene a la Argentina, a ver si dijo algo parecido de nuestro Malbec.

Conclusión
Ciertamente es un tema de final abierto, y que pase lo que pase las cosas no volverán a ser como antes. Quizás volvamos al deber ser de las cosas: el vino lo debe elegir cada uno por su propio paladar y no el ajeno, por más prestigioso que sea.

Miscelánea restauranteur. Las noches tibias invitan al comer al aire libre, y uno de los mejores patios lo tiene La Retirada. Pero además, tiene esos platos hecho en horno de barro como el cochinillo o el vacío que son espectaculares. Y el empanadon de cordero difícil de eludir. Carlos está atento a la caja siempre, déjese llevar por los consejos de los mozos que son de primera. Está en El Salvador a metros de la Plaza Serrano.
Miscelánea restauranteur II. En Jorge Newbery 3540, casi Córdoba, hay un lugarcito que se llama U Commodo. Su dueño, Marcelo Baldini, ha puesto el lugar para que uno se instale y se sienta cómodo, así nomás. Un menú muy italiano y con los platos bien preparados, donde a mí me conquistaron los ravioles de ragú, con auténtica salsa bolognesa. Muy buenas bruschettas. Marcelo es cocinero vocacional, con años de vivir en Italia. Y se nota, porque todo lo que se come es casero, concreto y sin remilgos. Los precios muy ajustados, lo cual agrega encanto en los tiempos que corren.
Miscelánea enológica. Kurt Heinlein es un porteño criado en Alemania, con 82 años, que siendo su negocio principal el negocio naviero, instaló en San Rafael su viñedo partiendo de cero. Hoy ya tiene los resultados que le ayudó a lograr Mauricio Lorca, que se identifican con la marca La Espera. Porque supo esperar, nos hizo probar un Syrah muy interesante, y un corte con su nombre, que enlaza el Malbec, con el Syrah y el Cabernet Sauvignon. Su nieto Alejandro Leirado Heinlein dice que está listo para tomar la posta del abuelo, tema peliagudo cuando se pertenece a una familia que conoce sus quehaceres desde 1428. Por ahora, poquitas botellas, veremos como sigue.

 


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